Confesión Bautista de fe de Londres de 1689

 


La Confesión Bautista de Fe de Londres es uno de los documentos más relevantes de la fe cristiana, ya que refleja la doctrina bíblica de una de las épocas más importantes en la historia de la Iglesia: El puritanismo. 

HISTORIA 

En Inglaterra en el año 1525, sólo 8 años del inicio de la Reforma del alemán Martín Lutero, el conocido rey Enrique VIII estaba disgustado con su actual esposa de 40 años Catalina de Aragon, quien era hija de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón Reyes de España, ya que no le daba el Hijo varón que deseaba, sino sólo una hija: Maria (quien sería la futura reina 'María la Sanguinaria'); por esta causa Enrique VIII buscó una excusa para declarar su matrimonio con ella Ilegítimo, y casarse así con Ana Bolena quien era la dama de compañía de la mismísima Catalina, pero ante la negativa del Papa sobre esta situación, la furia del rey Enrique VIII le llevó a romper con la Iglesia Católica Romana en 1534, declarándose así mismo cabeza de la Iglesia de Inglaterra (Iglesia Anglicana), y como era de esperar se casó con Ana Bolena quien ya estaba embarazada de quien sería la futura reina Isabel I.
Al morir Enrique VIII, en el 1547, le sucedió en el trono su hijo Eduardo VI, un joven adolescente, en cuyo corto reinado de apenas 4 años se llevaron a cabo reformas un poco más profundas. 

Pero Eduardo VI murió en 1553, teniendo apenas 16 años de edad, y le sucedió en el trono su media hermana María, hija de Catalina. Esta vuelve a implantar el catolicismo en Inglaterra y desata tal persecución contra los protestantes que ha sido conocida en la historia como "María la Sanguinaria".

En ese tiempo muchos protestantes huyeron al Continente donde entraron en contacto con teólogos calvinistas y adquirieron un entendimiento más claro de las enseñanzas bíblicas. Pero María no tuvo hijos, de modo que al morir a fines de 1558 le sucedió su media hermana Isabel, la hija de Ana Bolena.

LOS PURITANOS

Isabel vuelve a implantar el anglicanismo en Inglaterra, muy probablemente por conveniencia, ya que según el catolicismo ella no era más que una hija bastarda. En ese momento muchos de los protestantes que huyeron al Continente regresaron a Inglaterra con la esperanza de que Isabel I siguiera profundizando en el proceso de reforma bíblica. Pero su ilusión duro poco al ver que la reina insistía en mantener prácticas antibiblicas en los cultos de la Iglesia anglicana. 

Estos cristianos querían una reforma completa, donde la Palabra de Dios fuese la única regla que regulara la doctrina, la vida práctica y la adoración de los creyentes. Por tal razón a estos protestantes se les llamó “puritanos” durante el reinado de Isabel I, al inicio fue de una forma burlezca, sin embargo, el puritanismo fue uno de los períodos más gloriosos de la historia de la Iglesia, ya que fueron conocidos por su celo por la santidad personal y por la sana doctrina. Ellos tenían a Cristo como cabeza de la Iglesia, y no dejaban que el Estado y los reyes le impusieran lo que debían creer, por lo que el conflicto se mantuvo entre ellos e Isabel en todo su reinado.

Isabel murió en 1603 sin haber tenido hijos y habiendo expresado su deseo de ser sucedida en el trono por Jaime I, hijo de María Estuardo y quien ya era rey en Escocia. María Estuardo era prima de Isabel, biznieta de Enrique VII y, por lo tanto, su hijo Jaime era un heredero legítimo al trono de Inglaterra.

Fue durante el reinado del rey Jaime que se publicó la versión inglesa de las Escrituras conocida como la Biblia "King James". Pero este hombre tampoco tenía ningún interés reformador; aparte de que tenía temor de oponerse a los obispos anglicanos, por lo que asumió una política más adversa aún al puritanismo.

Esto provocó un nuevo éxodo de protestantes, incluyendo el grupo de peregrinos que salieron hacia América en el Mayflower en el 1620. Estos peregrinos son considerados como los padres fundadores de los EEUU.

Al morir el rey Jaime le sucedió en el trono Carlos I quien fue todavía más adverso al puritanismo. Este rey abolió el parlamento, que estaba lleno de puritanos y gobernó durante 11 años como un dictador, por lo que se hizo muy impopular en Inglaterra.
En apenas 12 años unos 4,000 puritanos habían salido para América, buscando un lugar donde pudiesen adorar a Dios con una limpia conciencia. Las imposiciones del estado sobre la religión se fueron haciendo cada vez más fuertes, lo que trajo como consecuencia una guerra civil en 1642, con el Parlamento de un lado, que había sido restablecido unos años antes, y con el rey Carlos del otro. Finalmente, en 1649, el rey Carlos I fue depuesto y decapitado, y se inicia el protectorado de Oliverio Cromwell.

Fue durante ese período de guerra civil que el Parlamento convocó a más de un centenar de teólogos ingleses, escoceses y galeses, quienes se reunieron durante cuatro años, desde el 1644 al 1648, en la Abadía de Westminster. Esta asamblea produjo la Confesión de Fe de Westminster, y dos catecismos: Uno Mayor para la instrucción de los adultos, y uno Menor para la instrucción de los niños.


Acerca de este grupo de teólogos que se reunió en aquella Abadía, dijo Richard Baxter lo siguiente: “Desde los días de los apóstoles no ha habido un Sínodo de teólogos más excelente que el que se reunió en ese lugar”.

Tras la muerte de Cromwell, no se pudo sostener la República y fue inevitable que volviera la monarquía en las manos de Carlos II, hijo de Carlos I. Este aunque se pronunció a favor de la libertad de conciencia, pronto reprimió nuevamente a los puritanos, quienes se negaron a aceptar el acta de uniformidad de 1662 en el que el rey obligaba a acatar la doctrina antibiblica anglicana, por lo que los puritanos fueron llamados "no conformistas". Les prohibieron reunirse como Iglesia, y a los pastores alejarse a una distancia mínima de 5 millas de donde daban sus cultos anteriormente. Uno de los presos más famosos de ese período fue Juan Bunyan, el cual fue encarcelado en 1660 por rehusarse a dejar de predicar, pero en cuyo encierro escribió una de las obras maestras de la literatura inglesa de ese período: “El Progreso del Peregrino”.

Tras la muerte de Carlos II, Jaime II se convirtió en rey, este dio libertad de culto a todos. Pero en 1689 Jaime II fue depuesto, sucediéndole en su lugar Guillermo de Orange, casado con una hija de Jaime II y la cual era protestante. De inmediato se dictó un “Acta de Tolerancia”, concediéndole más libertades aún a los disidentes.

Ese mismo año los bautistas publicaron su segunda Confesión de Fe de Londres, que había sido redactada en 1677, pero que no había podido ser publicada por la situación política y religiosa reinante en Inglaterra. En esta segunda Confesión, conocida como la 1689, los bautistas quisieron expresar su acuerdo con los demás grupos reformados de Inglaterra, por lo que siguieron muy de cerca las definiciones doctrinales de la Confesión de Fe de Westminster, así como la Confesión de Saboya de los congregacionalistas.

Aunque diferían de aquellos teólogos en cuanto al gobierno y la membrecía de la Iglesia, en todas las otras cosas creían prácticamente lo mismo, y así lo manifestaron públicamente en su Confesión de Fe. Este documento ha sido, y sigue siendo, la Confesión de Fe de muchas iglesias bautistas desde entonces.

De este documento el gran predicador bautista del siglo pasado, Charles Spurgeon, dijo lo siguiente: “Este documento antiguo es un excelente resumen de aquellas cosas creídas entre nosotros. Aceptamos el mismo no como una regla autoritativa, o como un código de fe, sino como una ayuda en la controversia, una confirmación en la fe y un medio de edificación en la justicia. En él los miembros de esta Iglesia tendrán un pequeño resumen doctrinal, y por medio de las pruebas bíblicas allí contenidas estarán preparados para dar una respuesta de la fe que hay en ellos”.


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