El Pacto con Noé


Aunque este pacto no ofrece vida eterna de ningún modo; no obstante, sirvió y sirve para promover el cumplimiento de aquella mayor promesa de salvación registrada en Génesis 3:15. El género humano alcanzó un nivel de maldad que amenazaba la extinción del linaje santo, así que el Señor destruyó la humanidad con el diluvio para preservar su promesa de salvación, y ahora la multiplicación humana pudo servir de nuevo a ese propósito.  Dios renovó el mandato cultural a Noé y a la humanidad que había dado a Adán y estableció leyes acerca de la justicia que toda sociedad debe cumplir (Gén 9:5-7). Por tanto en el Pacto Noémico las sociedades humanas tienen dos trabajos básicos y relacionados entre sí: preservar la vida, y preservar la familia. Como consecuencia cualquier gobierno que corrompe la familia o asecina al inocente está en tración directa contra el Dios del Universo (La promoción de la homosexualidad y el aborto hoy día es un ejemplo claro de esta rebeldía).

La humanidad nunca sería exterminada por inundación prometió Dios, y como señal del pacto Dios designó que el arco iris sea una promesa visible de esta realidad. Tambien Dios prometió que los procesos naturales y la vida en general continuarían un ciclo estable, previsible y recurrente (Gén 8:22).

La razón y propósito de este pacto es crear una platarforma estable sobre la cual puede desplegarse el plan de Dios de salvación.  

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