La doctrina de la expiación
Por inspiración de Dios los apóstoles intentaron explicar la muerte de Jesús como un gran acto de propiciación predicho y anticipado en el Antiguo Testamento, vemos que el mismo Jesús se vio así mismo de esta menera; mientras en los evangelio se nos narra mayormente el evento, las epístolas nos muestra el significado detrás de la vida y el sufrimiento de Cristo en la cruz, por lo que se deja claro en las Escrituras que fue más que un acontecimiento, fue un evento lleno de significado. Este evangelio es el alma de nuestra salvación, el clímax en los propósitos eternos de Dios, el gran misterio oculto por los siglos, la gran manifestación de las bondades de Dios. La cruz de Cristo es lo que le da explicación a todas las obras de Dios, es el anuncio que los ángeles anhelaron conocer, el calvario es el cumplimiento a la promesa hecha a Abraham, y el gran fin para el cual Dios hizo todo lo que hizo en los tiempos antiguos. Esta entrada tiene por objetivo adentrarse en una aventura para descubrir el significado del evento que marcó la historia para siempre como ningún otro.
Los primeros sermones cristianos unían los acontecimientos de la muerte de Jesús con el antiguo propósito de Dios de ofrecer perdón de los pecados (Hch 2:22-41); en el resto de Nuevo Testamento la idea de perdón es parte esencial de lo que significa la cruz.
Tengamos algo en mente primero: "Dios necesita resolver el problema de la culpa para resolver el problema de la corrupción o la práctica del pecado"
Tal como se prefiguró en el Antiguo Testamento y como los apóstoles la proclamaron, la muerte de Jesús se explicó en los siguientes términos:
A) Un sacrificio: que tiene que ver con el perdón de los pecados, nuestra nueva postura o posición como justos antes Dios (justificación) y la liberación de nuestra esclavitud al pecado en la regeneración o nuevo nacimiento, donde Dios interviene directamente en el corazón de pecador cambiando la disposición del pecador. El sacrificio de Jesús es la amorosa solución que ofrece Dios a la contaminación de pecado (expiación) y el castigo y juicio que viene sobre este (propiciación) debido a que es un acto de rebelión contra Dios y su soberanía (Heb 9:16-26; 1Jn 2:1-2; Ro 3:25-26). ¿Qué significa lo anterior? La forma de entenderlo es que la muerte de Jesús es:
(a) Un sacrificio de sustitución: Jesús sufrió y murió en nuestro lugar, como nuestro sustituto: "Al que no conoció pecado por nosotros lo hizo pecado para que nosotros fuésemos hecho justicia de Dios en él" (2 Co 5:21).
(b) Un sacrificio de sustitución penal: Esta es presentada por las Escrituras como una sustitución penal; el sufrió el castigo de nuestro pecado, llevó la pena de muerte y condenación sustituyéndonos ante Dios. El nos libró de la "maldición de la ley" al hacerse "por nosotros maldición" (Gal 3:13). ¿Qué es la maldición de la ley? Es el castigo que esta impone a la desobediencia, la pena por el pecado, castigo o pena que todos nosotros merecemos (Gal 3:10; 3:9-20). Algo que nunca debemos olvidar es que: 'llevar nuestros pecados es llevar el castigo o pena por ellos (Ro 4:25; 1P 2:24), y para que Jesús pueda salvarnos de nuestros pecados (Mt 1:21) cambiando el corazón, debe salvarnos del castigo que merecemos por los mismos'.
B) Una reconciliación con Dios: En la cruz la ira de Dios hacia el pecador humano fue desviada; Dios emitió su juicio contra el pecado humano, y el castigo por el mismo fue sufrido en toda su plenitud, eliminándose así la contaminación moral de nuestra rebelión humana. Sin embargo, aún faltaba resolver otro importante asunto moral, y este era la brecha presente en nuestra relación con Dios. Tal como escribe Pablo en Rom 5:10 y Col 1:21-22 que siendo enemigos fuimos reconciliados por la muerte de su Hijo.
Dios debe resolver el problema de la culpa del pecado del hombre por:
1) Nuestra participación en la decisión original de Adán
2) Y nuestras propias decisiones conscientes
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